Y asi lo encontré, mientras daba una vuelta por el East Village.
Nunca habia visto a nadie que arreglase bicicletas en la calle y tampoco a tanta gente en bicicleta en una ciudad tan grande ¡y con tantísimos coches!
Lo cierto es que, llamó mi atención al instante no solo por el improvisado taller en mitad de la calle sino también por el estilo vintage de sus dos clientas.
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